
Con goles de Bakambu y Jesús Rodríguez, el equipo verdiblanco se impone con claridad al Jagiellonia y se acerca a una histórica clasificación. Pellegrini, con la mente también en el duelo liguero ante el Villarreal, aprovechó para dosificar esfuerzos.
El sueño europeo del Betis toma forma. Por primera vez en su historia, el equipo se asoma a unas semifinales continentales, y lo hace con autoridad tras superar por 2-0 a un Jagiellonia que apenas pudo plantar cara. Los de Pellegrini fueron superiores desde el arranque y se llevaron un triunfo merecido en el Benito Villamarín, con la mente puesta también en la crucial cita del domingo en La Cerámica.
El arranque fue más movido de lo previsto. Pululu sorprendió con una presión alta nada más empezar y forzó un córner que puso en alerta a la defensa verdiblanca. Poco después, Jesús Imaz avisó con un disparo desviado. El Betis entendió el mensaje y, con Isco al timón, empezó a adueñarse del balón y del ritmo del encuentro.
La primera gran ocasión llegó tras una internada de Bakambu por la derecha. Su centro encontró a Jesús Rodríguez en buena posición, pero el remate no fue el mejor. Poco después, la conexión entre Cardoso y Fornals lanzó un contragolpe letal: pase perfecto a Bakambu, que definió con frialdad para abrir el marcador. El plan de Pellegrini empezaba a tomar forma.

Con el marcador a favor, el Betis se soltó. Antony, incisivo por banda, ofreció un centro preciso a Isco, que no logró concretar de cabeza. El malagueño, sin embargo, seguía siendo el eje de todo. Controlaba, distribuía y generaba ocasiones. A punto del descanso, Bakambu ganó un balón en el área, lo peleó hasta el final y habilitó a Jesús Rodríguez, que esta vez no falló. 2-0 y la afición verdiblanca desatada.

En la segunda parte, Isco no salió al campo, y el Betis lo notó. Aunque el equipo mantuvo el control y buscó el tercero, ya no tenía ese punto de magia que aporta el ex del Real Madrid. Jesús Rodríguez, antes de salir lesionado, estrelló un disparo en el palo. Lo Celso asumió galones en la creación, y Natan tuvo otra clara ocasión en una jugada a balón parado.
Pellegrini fue repartiendo minutos con inteligencia, pensando en el desgaste acumulado y en lo que se viene. Aunque el Jagiellonia no inquietaba, el técnico chileno no quiso arriesgar. El partido perdió algo de ritmo, pero Chimy Ávila y Bakambu siguieron mostrando garra hasta el final.
El Villamarín celebró con fe. El ambiente fue el de las grandes noches europeas, con un tifo que hablaba de sueños por cumplir. Y el Betis, con medio billete a semifinales en la mano, ya visualiza esa primavera de gloria que tanto ansía su afición. El último paso será en Bialystok, pero la historia ya empieza a escribirse.
