
El Real Madrid cae por la mínima ante el Lille y rompe su racha de imbatibilidad en Champions League
¡Volvió la Champions! Volvió a sonar ese himno capaz de erizar la piel de todos los amantes de este deporte. Y, cómo no podía ser de otra manera, volvió el ‘Rey de Europa’ a su competición fetiche. El Real Madrid visitaba el Pierre Mauroy para medirse al LOSC Lille y seguir avanzando en su camino hacia la décimo sexta.
La previa del choque estuvo protagonizada por la alineación de los blancos. Una alineación que contaba con dos grandes noticias en clave madridista: el regreso a la titularidad de Camavinga, tras lesionarse antes de la final de la Supercopa de Europa, y el debut de Endrick como titular desde que llegó a la entidad merengue.
Pocas luces y muchas sombras en la primera parte del Real Madrid
El pitido inicial del colegiado, más allá de dar comienzo a un gran partido de fútbol, resolvió la gran incógnita que presentaba el once elegido por Carletto. La suplencia de Rodrygo, además de las titularidades anteriormente mencionadas, hacía prever que el técnico italiano repetiría el dibujo en rombo, tal y como propuso en el derbi, con Tchouameni como pivote, Fede y Camavinga como interiores y Bellingham con total libertad en la media punta. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Ancelotti sorprendió alineando a sus centrocampistas en un 4-4-2 lineal. Es decir, con el doble pivote formado por los franceses, Valverde tirado a banda derecha y Jude cayendo al costado izquierdo.
Asimismo, pudimos comprobar que Endrick, sea suplente o titular, vive cada minuto sobre el verde como si fuera el último. El brasileño salió a comerse el césped del Pierre Mauroy, liderando una presión muy alta y agresiva en la salida de balón de los locales y enfilando la meta enemiga cada vez que tuvo la oportunidad.
Las dos primeras ocasiones del encuentro cayeron del lado madridista y las protagonizaron Vini Jr y el propio Endrick. En primera instancia, el ‘7’ blanco recibió en el pico del área, pensó en buscar el palo largo del guardameta galo y, tras descartar esta primera opción, avanzó y soltó un latigazo que acabó siendo detenido por Lucas Chevalier. Pocos minutos después, Endrick se lo guisaría y se lo comería llevando a cabo una conducción imparable y rematando dentro del área en una acción que acabó desbaratando otra vez el portero local para mantener la igualada en el marcador.
El paso de los minutos hizo que la intensidad y el ritmo fueran diluyéndose. De forma simultánea el Real Madrid fue perdiendo el dominio del encuentro; mientras que el Lille aumentaba su presencia en campo contrario y comenzaba a mirar de tú a tú al vigente campeón de Europa. Pues bien, en este contexto, hubo otro futbolista del conjunto blanco que, obligado por las circunstancias, dio un paso al frente y le recordó a todo el mundo que sigue disponible para cuando se le necesite. Andriy Lunin realizó una doble parada providencial para salvar los muebles de los suyos. Sin embargo, el ucraniano poco pudo hacer en el último minuto de esta primera parte cuando el colegiado, tras ser llamado por el VAR, señaló pena máxima por una mano de Eduardo Camavinga. Jonathan David asumió la responsabilidad y no falló desde los once metros para dar ventaja a los suyos antes de enfilar el túnel de vestuarios.
La épica no siempre funciona
Los segundos 45 minutos comenzaron con un evidente toque de atención de Ancelotti a sus muchachos. El italiano introdujo hasta tres cambios en apenas 10 minutos de segunda parte. Mbappé, Modric y Fran García salieron en sustitución de Endrick, Camavinga y Mendy con la intención de revolucionar el choque y, sobre todo, darle otra cara a un Real Madrid muy perdido en el primer acto.
En el global de la segunda parte, el Lille no consiguió hostigar la meta de Lunin en ninguna ocasión, eso es cierto; pero también es verdad que el dominio blanco tampoco se tradujo en ocasiones lo suficientemente claras para igualar la contienda. El paso de los minutos provocó que, poco a poco, el Real Madrid fuese mostrándose notablemente superior físicamente y los madridistas echaron mano de la épica para intentar no perder su racha de imbatibilidad en Liga de Campeones.
Sin embargo, ese factor especial y mágico del que suelen gozar las noches de Champions en el Santiago Bernabéu resultó insuficiente en el feudo francés. El Lille consiguió achicar aguas y defenderse con uñas y dientes para lograr lo que parecía imposible: derrotar legítimo ‘Rey de Europa’ en su competición fetiche.