
El derbi capital disputado ayer en el Cívitas Metropolitano no pasará a la historia por el buen fútbol o el número de goles, sino por la suspensión del encuentro por algunos incivilizados.
Los dos mejores equipos de Madrid y dos de los mejores a nivel nacional se citaron en el feudo colchonero en lo que debería haber sido una fiesta del fútbol. El Metropolitano lucía de manera inmejorable y más de 70.000 almas se encargaron de cantar su himno a pleno pulmón para hacer los honores al inicio del choque. Los avisos de LaLiga ante posibles incidentes racistas parecía haber calmado las aguas y todos los allí presentes, al igual que quienes disfrutaron del choque desde cualquier dispositivo audiovisual, cruzaban los dedos para que el gran protagonista en la noche de ayer fuera el fútbol.
Sin embargo, el comportamiento intachable de gran parte de la hinchada rojiblanco durante la mayoría del partido no sirvió de nada por culpa de unos ultras que, por desgracia, siguen presentes en este club. Muchos señalan el minuto 68 como momento clave e inicio de los lamentables acontecimientos, pero nada más lejos de la realidad. Ese fondo, el denominado ‘Frente Atlético’. llevaba desde el minuto 1 de juego cargando contra Vinicius Júnior cada vez que el brasileño entraba en contacto con el esférico. En esta ocasión, el ‘7’ blanco ni mucho menos entró en el juego de ese sector de la parroquia colchonera y, como consecuencia de ello, estos mismos individuos la tomaron con Thibaut Courtois en la segunda parte del partido. Se acordaron de familiares suyos, le insultaron y, para colmo, incidieron en un cántico que LaLiga ha recogido y, por tanto, tendrá consecuencias: «¡Courtois, muérete!»
La imagen del Atlético de Madrid quedó muy tocada
El guardameta del Real Madrid hizo oídos sordos a todos los improperios que se estaban vertiendo sobre su persona hasta que, en ese famoso minuto 68, Militao anota el gol que pone por delante a los blancos y el bueno de Thibaut, estallando de alegría, decide acordarse de todos aquellos que llevaban insultándole toda la segunda parte. Este gesto de Courtois dedicándole el gol y alentando a esa misma grada que no había dejado de meterse con él agravó la ira de este sector de ultras del Atlético de Madrid y comenzaron a llover todo tipo de objetos (mecheros, botellas de agua, bolsas…) sobre la portería defendida por el belga. Viendo lo que estaba ocurriendo, el internacional con Bélgica acudió al colegiado, le entregó algunos de esos mecheros que le estaban lanzando y le pidió que, por favor, diera parte de lo sucedido. Busquets Ferrer, en primera, instancia avisó al cuarto árbitro para que la megafonía del estadio pidiese tranquilidad y, sobre todo, que esto no volviera a suceder. Sin embargo, el intento de agresión por parte del Frente Atlético sobre el exfutbolista del Atleti no cesó y el árbitro, con mucho criterio, mandó a los 22 protagonistas a los vestuarios hasta ver si realmente podía solucionarse el problema o debía suspenderse definitivamente el partido.
En mitad de este suceso tan lamentable, se produjo una imagen verdaderamente preocupante para el Atlético de Madrid como club y como entidad. Tanto el Cholo Simeone como varios de sus futbolistas (Giménez y Koke) acudieron a ese fondo para pedirles a sus ultras que actuaran de manera civilizada para que el equipo no se viera perjudicado. ¡Ver para creer! Resulta inédito, al menos en nuestros días, ver cómo los capitanes y el entrenador de un club negocian con el sector más radical del club. Este hecho no hace sino reflejar la importancia y el poder que estos indeseables tienen en un club como el Atlético de Madrid. Hace mucho tiempo que el Real Madrid y el FC Barcelona echaron a los Ultra Sur y Boixos Nois de sus respectivos estadios; pero, sin embargo, el conjunto rojiblanco no solo les permite seguir accediendo a su feudo, sino que además reconocen el peso que tienen en la entidad sin problema alguno.
El partido concluyó con un empate que, sin duda, supo a victoria para los locales, pero, dejando lo futbolístico a un lado ya que en la noche de ayer el fútbol fue completamente secundario, la imagen que nos dejó el final del encuentro resulta muy representativa de lo que está ocurriendo en el conjunto colchonero. Los futbolistas locales, tras finalizar el choque, acudieron a ese mismo fondo que había protagonizado el derbi más bochornoso de la historia para agradecerles nadie sabe muy bien qué; y el resto de aficionados desplazados al Metropolitano reaccionaron pitando al equipo. Un golpe sobre la mesa de la gran mayoría del coliseo rojiblanco que debería hacer reflexionar a las altas esferas del club sobre si realmente les compensa mantener a esos ultras o deberían empezar a pensar un poco más en las familias, los niños y, sobre todo, los aficionados de a pie que acuden al campo de su equipo a disfrutar del fútbol y no a vivir hechos tan lamentables como los acontecidos ayer.