
El Real Madrid vence por 4-1 a un Espanyol que asistió impotente al regreso del Rock & Roll al templo blanco.
Las manecillas de los relojes peninsulares cada vez se aproximaban más a las 21 horas y en las inmediaciones del Santiago Bernabéu se respiraba puro fútbol. Banderas merengues y blanquiazules ondeaban en el cielo de la capital para hacerle saber al mundo entero que estaba a punto de comenzar un auténtico partidazo.
Real Madrid y RCD Espanyol se veían las caras en el renovado templo blanco con objetivos muy dispares. Los locales tratarían de reencontrarse con su fútbol y continuar sumando de tres para no perderle la pista al FC Barcelona en la competición liguera.Por su parte, los pericos intentarían dar la sorpresa en casa del vigente campeón para prolongar la gran dinámica que atraviesan con tres jornadas sin conocer la derrota.
Cómo afrontaban el encuentro los equipos.
Comenzando por el conjunto blanco, Ancelotti, consciente de la desmesurada carga de partidos que tendrán que resistir sus futbolistas de aquí a final de temporada y del fondo de armario que tanto caracteriza a la plantilla madridista, introdujo varios cambios importantes en el once inicial. Thibaut Courtois partió bajo palos; línea de cuatro para Carvajal en el lateral derecho, Tchouaméni y Militao en el eje de la zaga, y Fran García en el carril zurdo; en la sala de máquinas, Valverde y Modric comenzaron como interiores, mientras que Bellingham gozó de total libertad en la media punta; finalmente, el tridente de ataque quedó compuesto por Rodrygo, Arda Güler y Kylian Mbappé. Sin lugar a dudas, las dos grandes ausencias en el conjunto de Chamartín, más allá del descanso de Mendy por Fran García, fueron Antonio Rüdiger y Vini Jr.
En el lado opuesto, Manolo González, en su debut en ele Santiago Bernabéu, no dudó en salir con todo para intentar dar un golpe sobre la mesa en un escenario inmejorable. Los once elegidos por parte del técnico lugués fueron los siguientes: Joan García en meta; Romero en el lateral diestro; Cabrera y Kumbulla como pareja de centrales y El Hilali en el lateral izquierdo; línea de cuatro en la medular formada por Jofre, Pol Lozano, Kral y Tejero, un viejo conocido en «La Casa Blanca»; finalmente, Puado y Cheddira serían los encargados de completar la dupla ofensiva en el 1-4-4-2.
Joan García frenó el primer arreón madridista.
Dejando el contexto a un lado, el pitido inicial de Munuera Montero dio comienzo a un choque en el que desde el principio quedaron muy determinados los roles de sendos equipos. El Espanyol cedió el peso del partido y la posesión al Real Madrid con la intención de aguardar replegados sus oportunidades a la contra. Los de Ancelotti, por su parte, fueron capaces de asumir el dominio del encuentro, mostrarse ciertamente superiores y hostigar sucesivamente la meta de Joan García.
No obstante, antes de que llegaran estas oportunidades, Bellingham protagonizó el gran susto del partido. Una acción completamente fortuita del inglés provocó que Jude de mala manera sobre el verde. Los gritos de dolor del ‘5’ blanco y sus gestos llevándose la mano a ese hombro que tantos dolores de cabeza lleva causándole desde la pasada campaña hicieron temer lo peor a los madridistas. Sin embargo, el de Birmingham logró reincorporarse con aparente normalidad y todo quedó en un susto.
El Bernabéu recuperó el aliento y, tras ello, continuó el asedio madridista. Cabe destacar que, entre toda la constelación blanca, hubo un futbolista capaz de dar un paso al frente, asumir galones en el encuentro. Ese jugador fue Arda Güler, un chico que, si bien no lo tenía nada fácil teniendo en cuenta que suplía ni más ni menos que a Vinicius Júnior, volvió a demostrar su gran personalidad protagonizando cada acción ofensiva de los locales y dejando un sinfín de detalles de calidad que levantaron del asiento a la parroquia merengue. En esta exhibición de la joya turca del Real Madrid, Arda dejó patente otra de sus grandes cualidades: la pausa, para asistir a Kylian Mbappé de cabeza en la ocasión más clara para los merengues durante los primeros 45 minutos.
El paso de los minutos fue enfriando el partido y haciendo que los de Ancelotti llegaran con menor claridad sobre la meta visitante. Pues bien, en este contexto, con un Real Madrid que no terminaba de comprender cómo era posible que el marcador no se hubiera movido y un Espanyol al que el paso de los minutos le vino bien para meterse en el encuentro, concluyó el primer tiempo.
Remontada ‘made in Real Madrid’
La nula proyección ofensiva del conjunto catalán en el primer acto tuvo consecuencias en el arranque de los segundos 45 minutos. Manolo González, a sabiendas de que debía agitar la coctelera para inquietar de alguna manera al cuadro merengue, sacrificó a Cheddira y dio entrada a Véliz, intentando revolucionar el choque.
Más allá de que esta sustitución causara el efecto esperado, lo cierto es que el Espanyol se mostró mucho más sólido defensivamente y con alguna que otra alternativa en la faceta ofensiva. Tanto es así que, contra todo pronóstico, lograron ponerse por delante por delante en el luminoso. ¡Qué caprichoso es el fútbol! Corría el minuto 52 de juego cuando, de pronto, tras un envío teledirigido de Joan García, Jofre ganó línea de fondo, centró y el esférico acabó en el fondo de las mallas tras golpear en el talón del guardameta belga. Precisamente en una semana en la que Thibaut logró abrir el debate sobre quién es el mejor guardameta de la historia tras su enésima exhibición en Champions, el fútbol quiso que fuera el propio Courtois quien errase y demostrase que los mejores también fallan.
El primer tanto perico provocó la reacción inmediata de Carlo Ancelotti, dando entrada a Vini Jr para intentar darle la vuelta al partido. Con el brasileño sobre el verde, el dominio blanco aumentó más si cabe y el terreno de juego se inclinó sobre la portería visitante. El tanto del empate parecía estar al llegar y así fue. Lo que nadie esperaba es que el que hasta entonces estaba siendo la gran figura del partido, Joan García, fallase de manera flagrante para servir el gol en bandeja a un Dani Carvajal que solo tuvo que empujar el balón tras un centro de Bellingham.
La igualada de Carvajal hizo los honores al recital ofensivo del Real Madrid. Los hombres de Ancelotti, al igual que la afición madridista, tenían ganas de que volviese ese famoso Rock & Roll del que hablaba el técnico italiano en la previa del encuentro. Pues bien, hubo un futbolista que, sin estar atravesando su mejor momento, quiso dar un golpe sobre la mesa, decir: “aquí estoy yo” y continuar callando las bocas de todos aquellos que aprovecharon su mal arranque de temporada para cargar contra él y criticar su fútbol. Vini Jr se tomó muy en serio la tarea de revolucionar el partido y sentenció el choque con dos acciones protagonizadas por él. En la primera de ellas asistió a Rodrygo al más puro estilo Luka Modric, con el exterior, y provocó que su compatriota rompìera las tablas en el marcador. Poco después aprovechó la asistencia de Kylian Mbappé para culminar uno de esos contrataques que tanto gustan por Concha Espina. Asimismo, en los últimos minutos del choque, Endrick provocó un penalti ciertamente peculiar por un agarrón continuado del defensor perico y propició el cuarto tanto de los blancos, obra del propio Mbappé desde los once metros.
Los tres pitidos del colegiado dieron por concluido el encuentro y el 4-1 final oficializó la victoria del conjunto blanco que prolonga la buena dinámica de resultados en la presente temporada y amplía a 38 los partidos invictos que llevan los madridistas como locales en la competición liguera.