
El Barça se repone del mazazo en Champions y vence contundentemente a un gran Villarreal por 1-5.
Uno sabe que está a punto de disfrutar de una oda al fútbol cuando ve a varios campeones olímpicos, con la sub21, y campeones de Europa, con la Selección Española absoluta, compartir confidencias y bromear sin ninguna muestra de presión unos minutos antes de que comenzara a rodar el esférico en La Cerámica.
La sexta jornada de LaLiga enfrentaba a dos de los equipos que mejor fútbol han desplegado en lo que va de competición. Villarreal y FC Barcelona se veían las caras con dos objetivos muy marcados: prolongar el increíble arranque de los locales o corroborar que el conjunto azulgrana quiere alzar esta liga a como de lugar.
El submarino amarillo estaba a punto de sumergirse en un nuevo partidazo y el templo groguet era consciente de ello. El ambiente a pocos minutos del arranque del encuentro era inmejorable. Se respiraba fútbol y todo hacía prever que estaba a punto de acontecer uno de esos partidos capaces de explicar a la perfección por qué el fútbol es el deporte más seguido del mundo.
La previa del choque vino protagonizada por el mayor descanso de los locales a causa del encuentro de Champions League que disputó el pasado jueves el FC Barcelona. Sin embargo, el propio Marcelino García Toral, ante este asunto, no tuvo problema en reconocer que él habría preferido no tener descanso a cambio de poder participar en la máxima competición de clubes a nivel continental. Sea como fuere, el técnico groguet salió con todo para sorprender al líder y dar un golpe sobre la mesa haciéndole saber al mundo entero que este arranque de liga no es ni mucho menos casualidad, sino que están dispuestos a competir contra los mejores. Así pues, Diego Conde partió bajo palos; línea de cuatro para Cardona en el lateral derecho; Logan Costa y Bailly en el eje de la zaga, y Femenía en el carril zurdo; Parejo y Comesaña tomaron el mando de la sala de máquinas, escoltando a Baena y Yeremy que ocuparon los costados; finalmente, Ayoze Pérez, el máximo goleador de los locales, y Nicolás Pepe formaron la dupla ofensiva.
En el lado opuesto hallamos a un Barça que, si bien había conseguido recuperar su mejor versión en este comienzo de la competición liguera , pareció desinflarse en du debut en Champions cayendo derrotado ante el Mónaco. Además, el conjunto culé contaba con varias bajas importantes que aumentaban la complejidad de la visita al feudo amarillo. A pesar de todo ello, Hansi Flick decidió apostar por la masía, dar oportunidades a los más jóvenes y situar el mejor once posible para prolongar el pleno en LaLiga. Este fue su once inicial: Ter Stegen en meta; Koundé, Sergi Domínguez, Íñigo Martínez y Gerard Martín completaron la zaga; Eric García formó como pivote en una medular compuesta por Pedri y Pablo Torre como interiores; y Raphinha, Lewandowski y Lamine Yamal formaron el tridente de ataque.
Locura, lesión y goles en la primera parte.
Sin más dilación, Busquets Ferrer puso fin a la espera e hizo sonar su silbato para dar comienzo al encuentro. Pocos minutos hicieron falta para que todos aquellos que tuvieron el placer de disfrutar del choque tomaran consciencia de que ni mucho menos iban a aburrirse. Ambos equipos llevaron a cabo su mejor fútbol, pugnaron con todo por el dominio del centro del campo y, sobre todo, desplegaron toda su artillería ofensiva para provocar que las ocasiones se sucedieran en las dos áreas.
Una de las primeras ocasiones del partido nos dejó el que, sin duda, podría haber sido el gol de la temporada en esta Liga EA Sports. Baena filtró un esférico a Yeremy en carrera y el mago canario controló de manera magistral, se la acomodó con el pecho y tocó sutilmente el esférico para hacer una vaselina incontestable al guardameta alemán del FC Barcelona. Sin embargo, para desgracia de los locales, Pino estaba adelantado y el colegiado acabó anulando el tanto por posición antirreglamentaria del ’21’ groguet.
La respuesta culé no se hizo esperar y, si por parte del Villarreal fue Yeremy Pino quien sacó el sombrero, la varita y la chistera para hacer las delicias de la parroquia amarilla, el genio azulgrana, Lamine Yamal, también frotó la lámpara para estrellar el balón contra el palo y lanzar un aviso a navegantes del auténtico recital que estaba a punto de ofrecer el internacional con España. Pocos minutos después, sobre el minuto 20 de juego, Robert Lewandowski aprovecharía una asistencia magistral de Pablo Torre para subir el primero al luminoso y seguir avanzando en su carrera por el pichichi.
Asimismo, el propio ariete polaco sería el artífice del segundo tanto azulgrana en una acción que tuvo a Lamine como protagonista, a Eric García como asistente y que concluyó con una media chilena de Lewandowski como único recurso posible para enviar el esférico al fondo de las mallas. El 2-0 en el luminoso, siendo honestos, no hacía justicia a la igualdad y el reparto de ocasiones que estaban disfrutándose en el encuentro. La intensidad y el ritmo del encuentro era tal que ningún aficionado podía tomarse el lujo de pestañear si no quería perderse nada. Pues bien, en esta auténtica locura, Baena puso la pausa, Nicolás Pépé el desmarque de ruptura y Ayoze solo tuvo que embocar a gol para recortar distancias en el marcador y evidenciar que estaba aconteciendo el mejor partido de esta sexta jornada de la competición nacional.
Los minutos fueron pasando y lo que estaba siendo una auténtica fiesta del fútbol acabó empañándose a causa de una mala caída de Marc André Ter Stegen. El guardameta azulgrana salvó los muebles de los suyos con un auténtico paredón y apenas unos segundos más tardes, en el córner que provocó esa acción, el alemán cayó mal y sufrió una torsión en su rodilla que, por sus gritos y gestos de dolor, enmudeció La Cerámica e hizo encender todas las luces de alarma en el barcelonismo.
El ritmo vertiginoso continuó en la segunda parte
La lesión de Ter Stegen enfrió el último tramo del primer tiempo. Sin embargo, si alguien pensaba que esta desafortunada acción enfriaría el choque, nada más lejos de la realidad. El ritmo y la intensidad se mantuvieron intactos, las ocasiones se multiplicaron y los aficionados disfrutaron de un auténtico espectáculo futbolístico. Pépé, uno de los futbolistas más destacados de la primera parte, tuvo la primera ocasión del segundo acto y el latigazo del ex del Arsenal batió a Iñaqui Peña en el que podría haber sido el tanto de la igualada. Sin embargo, el fútbol, caprichoso como siempre, hizo que el gol del francés fuese anulado por fuera de juego y apenas unos minutos más tarde llegó la sentencia de los visitantes. Pablo Torre, que debutaba como titular en liga con el Barça, probó suerte desde la frontal y su golpeo tocó en Logan Costa, lo que imposibilitó que Diego Conde pudiese detener el envío.
A partir del tercer tanto culé, el partido adquirió un grado más de locura, si es que esto fuera posible. Tanto es así que, en los minutos sucesivos, el encuentro tuvo de todo: un penalti errado por Robert Lewandowski, tras una infracción sobre Lamine Yamal; y otro gol anulado, tres en total, al Villarreal por fuera de juego de Barry. No obstante, antes de que concluyera el choque, hubo un futbolista que quiso sumarse a la fiesta azulgrana y aprovechar para seguir reforzando su gran arranque de temporada. Raphinha, portando el brazalete de capitán, fue capaz de dar un paso al frente, asumir galones, ejercer como líder del equipo y dar la estocada final a un Villarreal que asistió impotente al cuarto y quinto gol de un Barça que continúa imparable en LaLiga. De esta manera, con dos equipos que acababan de dejarlo absolutamente todo sobre el verde, pero con un FC Barcelona muchísimo más reforzado tras la goleada a un Villarreal excesivamente castigado en el luminoso, se llegó a la conclusión del partidazo de la sexta jornada de competición.