El ‘poble’ de Sant Andreu se vestía de gala para recibir al Betis en la segunda eliminatoria de la Copa del Rey. Un partido que el humilde barrio de Sant Andreu ha añadido este año como una de las citas más señaladas en el calendario de sus fiestas. L´orgull d´un poble (el orgullo de un pueblo) es uno de los principales lemas de la entidad catalana, que no dejó de luchar durante los 90 minutos para hacer soñar a los suyos. El Betis, favorecido por alguna decisión arbitral, tiró de pegada para acabar con el sueño copero de los catalanes e imponerse 1-3.

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Apenas un minuto necesitó el canterano Jesús Rodríguez para generar peligro en la portería local. Primero con un tibio disparo desde la media distancia y después provocando una falta lateral que Marc Bartra no logró cabecear. Sin embargo, la magia la puso Sergi Serrano en los primeros compases con grandes detalles de calidad para romper a la defensa bética.

Sergi Serrano fue el mejor del Sant Andreu, cada acción de peligro pasaba por sus botas

El primer susto en la fiesta que se estaba celebrando en el Narcís Sala lo dio Bakambu. El delantero congoleño aprovechó un error en la entrega del Sant Andreu para plantarse solo ante el portero, pero quiso ajustar tanto que el disparo besó la cepa del poste. Finalmente, el Chimy Ávila fue el vecino molesto que apagó los cánticos en el Narcís Sala a la media hora de partido con un gran gol de falta directa. La acción fue muy protestada por los locales, pero Busquets Ferrer no tuvo dudas en señalar la mano que provocó la falta y, a la postre, el primer tanto del encuentro.

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Poco le importó al Sant Andreu y a su afición que el conjunto bético quisiera frenar la fiesta. El equipo dirigido por Xavi Molist demostró mucho carácter y personalidad para empatar el partido diez minutos después. Serrano, una auténtico quebradero de cabeza para el Betis, fue el autor del tanto tras una gran jugada asociativa de los locales que despertó de nuevo la alegría y los cánticos de la grada. Se quedó grogui el Betis durante los minutos que le restaban a la primera mitad, mientras, la afición quadribarrada (enamorada con el juego de su equipo) entonaba olé tras olé.

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El Sant Andreu fue atrevido y tuvo el premio del empate antes del descanso

Pellegrini agitó el avispero e introdujo dos cambios en la reanudación. El técnico chileno dio entrada a Mateo Flores y Sabaly por Ruibal e Iker Losada. Pero el Sant Andreu no estaba dispuesto a ceder tan rápido y así lo hizo saber Paredes con una gran ocasión en el minuto 47 que acabó en córner. Estalló la afición local un minuto más tarde reclamando mano de Sabaly en el interior del área, pero Busquets Ferrer decidió no señalar la pena máxima. La polémica volvió a sobrevolar el Narcís Sala instantes después. Esta vez fue Lo Celso quien reclamó un posible penalti en el área del Sant Andreu.

El partido no daba tregua, con alternativas constantes para ambos equipos. Tal fue el caos que Albertito, capitán del conjunto local, sacó involuntariamente bajo palos un balón que hubiese supuesto el 2-1 para los catalanes en una rocambolesca jugada. Pellegrini no lo veía nada claro y volvió a mover ficha por medio de Vitor Roque, Abde y Altimira.

Albertito, bajo palos, impidió que su propio equipo se avanzase en el marcador

El futbolista cedido por el Barcelona tuvo varias oportunidades para poder tranquilizar a los andaluces, pero le faltó garra a Tigrinho, que se topó primero con el portero y minutos más tarde con la defensa local. No desistió el brasileño, que fue derribado en el interior del área en el minuto 78. Fue el propio delantero quien lanzó el penalti y, de nuevo, volvió a errar de cara a puerta. Pero, en esta ocasión, su mal disparo se convirtió en un magnífico rechace para que Marc Bartra batiese a Nil.

El segundo tanto bético ya fue una losa muy pesada para un voluntarioso Sant Andreu, que se dejó ir con numerosas protestas y faltas, síntoma del cansancio acumulado por el gran esfuerzo físico. Abde apuntilló el marcador con su tanto en el último minuto del añadido para que Pellegrini pudiese respirar tranquilo.